jueves, diciembre 27, 2007

¿POR QUÉ LLAMARLO TRADICIÓN?
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Joana Vasconcelos
Piss2mil
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Existen pocos términos tan imprecisos como la palabra “tradición”. Cuando alguien dice “esto es tradicional” o “usted es un tradicionalista” las connotaciones que tal aserto conlleva remiten a un universo difícil de delimitar. Nadie tiene demasiado claro si la tradición ha terminado ya o si por el contrario la tradición sigue palpitando porque es eterna. Más incierto es el origen de la tradición o el número de años que se precisan para formar parte de la tradición. Aunque sin duda, una de las características de la tradición parece ser la permanencia y la repetición. La tradición no cambia, y si cambia, ya no es tradición.
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Peinetas y crochet. Materiales y complementos que parecían extinguidos y que sin embargo los artistas más jóvenes descubren. ¿Revisan, tal vez? No, el término “revisar” es tan impreciso como la palabra “tradición”. Más bien inventan. Proponen nuevos iconos pop sacados del baúl de la abuela, porque sólo tenemos que contar para darnos cuenta de que nuestras abuelas son contemporáneas a Andy Warhol. No creo que revisar sea el método que usan estos artistas, porque ellos no sólo vuelven a ver una peineta, un crochet, sino que lo proponen de manera absolutamente novedosa. No son peinetas para ir a misa, ni peinetas de folclórica. Son, más que eso, esculturas portátiles para llevar en el pelo. Alguien dirá, entonces reinventan. Pero el término “reinvención” es insuficiente, porque la forma en la que estas obras se ponen en escena es tan distinta y tan ajena a la tradición que nada tiene que ver con lo que las peinetas y el crochet fueron.
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Las maravillas de Piss2mil, primorosamente realizadas y diseñadas, son auténticos trabajos de artesanía y sofisticados productos de la ciencia contemporánea. Cabría destacar, no sólo las peinetas, sino también sus delicadas chaquetas de papel, sus minúsculos collages narrativos, sus fotografías vegetales, sus vídeos de animación y sus pecheras. Piss2mil se atreve con todo, con todo aquello que tenga cierta marginalidad - entendiendo la palabra marginalidad sencillamente como aquello que está al margen -. Sus obras no son de esta realidad, invitan despreocupadamente a la imaginación más futurista, más inocente y más económica. Piss2mil es un artista del Renacimiento que ha salido a dar una vuelta por el todo a 100. Y esta especia de disfunción comercial se manifiesta en la manera que el autor tiene de poner a la venta sus obras de arte: una Gran Ganga del Amor y la Belleza, en la que nos invita a pujar por sus creaciones.
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Lo que podría haberse convertido en una frivolidad alcanza una dimensión sublime cuando descubrimos que las peinetas de Piss2mil representan momentos estelares de su biografía: una peineta que conmemora el despertar de la sexualidad, una peineta que homenajea a su madre y otra con todos los edificios de su amiga Izaskun Chinchilla...

domingo, noviembre 25, 2007

Es complicado hablar de la fotografía cuando tenemos los ojos tan saturados de estupor. A mi me gustaría recuperar el concpeto de "icono", de imagen en términos absolutos, que tanto tiene que ver con las coordenadas físicas del tiempo y del espacio. Al ver las fotos de CARLOS CID, percibo cierta voluntad de permanecer al margen del naturalismo y me sobrecoge una emoción contemplativa, propia de la mística.
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Son dos las series que más me han interesado: Ausencia y Kaizen.
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Ausencia podría ser un fotografía elegiaca. Documenta la presencia de lo que queda gracias a la mirada del que aún queda. Aquí la realidad es una excusa para hablar de otra cosa, seguramente de la tangibilidad de un tiempo que deja su huella en cada detalle. Carlos Cid coge una lupa y observa las paredes empapeladas, las interruptores viejos, las camisas blancas, los peines, los azulejos que pasaron de moda, las perchas inútiles...y sin caer en el kitsch más manido o en el vintage más convencional, fotografía el bodegón que hubiera hecho Zurbarán. El rito de la vida cotidina se condensa en una sóla imagen. La narración está implícita en las puertas de un armario, en la lámpara que flota sobre la cabeza temeraria del espectador.
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Kaizen confirma que Carlos Cid es un experto paisajista, heredero de la pintura alemana, de la escuala del Danubio (sXVI). Todas esas arboledas neblinosos, cuyos troncos parecen las columnas de un templo, tienen mucho que ver con "el sublime": caminos que siempre nos devuelven al lugar de partida, espesura. Una naturaleza impasible, lejana, distante, que no llega a cruzar la lente de la cámara. A un lado el fotógrafo y al otro el paisaje. El fin de nuestro mirada es sin duda el regreso. Aquí no hay un bosque, me parece otra cosa: un misterio, una galaxia lejana por la que no podemos transitar.
Correggio es un pintor de escenas religiosas, pero pienso en una de sus obras titulada "Jupitet e Io", al observar las fotografías de Carlos Cid: es esa misma sensación de abandono, de beso demoniaco, de nube sólida, la que me inspiran los bosques umbríos que aparecen en su serie Kaizen. Como si al tiempo que el espectador deseara entrar, las ramas de los árboles le asustasen hasta el extremo de dejarlo helado.

sábado, noviembre 17, 2007

Sonetos del útero
Granizo de Sol
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Nacerán uvas rotas de tus manos en la garganta de la boca arada, en el recodo azucar de los tiestos. Vendrán también raíces a tus pétalos, este regreso al Padre para dar la muerte más dulce y amarga y muerta y viva. Quien nos ata el intestino a la ceniza, ¿quién?, ¿Quién?, ¿QUIÉN? ¡Díganmelo!
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Hay nada más que viento en esta casa, casa aérea cosida a suelo estiercol que desencuentra nuevamente a un Padre.
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Muertos los árboles también los frutos mueren de sed. No hay llanto fértil hoy en esta tierra, tierra de los míos.
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De Sonetos del útero, OSCAR CURIESES (Bartleby Editores, 2007) Ilustrado por Estupor con una imagen de Ignacio Vleming que ha servido como portada del libro.