sábado, julio 20, 2013

Plastilina de tiempo

 
La persistencia de la memoria (1931). Salvador Dalí.

Hans Castorp levantó el dedo índice como se hace en la escuela para pedir permiso. Dijo que no quería manifestarse en contra de ninguno, pero veía claramente que allí se estaba hablando del progreso, del progreso humano, o sea, en cierto modo de política y de la república de las Bellas Letras y de la civilización de los hombres educados; y, entonces; él opinaba que la diferencia -o. si el señor Naptha prefería: la oposición- entre la vida y la religión en el fondo se remontaba a la dicotomía entre el tiempo y la eternidad. Porque el progreso sólo podía existir en el tiempo; en la eternidad no tenía lugar, como tampoco la política o la elocuencia. En la eternidad, por así decirlo, uno se ponía en manos de Dios y cerraba los ojos. Y ésa sería la diferencia entre la religión y la moral, expresada de una forma algo confusa.

La montaña mágica (1924). Thomas Mann

1 comentario:

Pepe dijo...

Sí,amigo, el tiempo como hilillos de plastilina en el Pre Stige mas allá del Finisterre...y un Caronte acaRAJOYtado.
(Tal vez nos hundamos antes de atisbar la eternidad)