EL JARDÍN DE LAS MINIATURAS
Para Vanesa
Existe también, en el mismo jardín, un pueblo fortificado, con puerto, calles, plazas públicas, templos, mercados, tiendas y tribunal de justicia; en pocas palabras con todo aquello que hay en Beijin, sólo que a pequeña escala.
En este pueblo los emperadores de China, en gran medida esclavos de su gandeza cuando aparecen en público, y sus mujeres - por costumbre, excluidas de ella - se divierten con el ajetreo y el movimiento de la capital, algunas veces representados por eunucos de palacio, quienes personifican a comerciantes, artistas, oficiales, soldados, encargados de comercios, porteros e, inclusive, a ladrones o carterisas. En el día de la representación, cada uno se viste con el hábito correspondiente a su profesión; los barcos llegan al puerto; las tiendas abren y comienza la vendimia; los salones de te, tabernas y posadas se preparan para recibir a la gente; frutas y múltiples tipos de bebida se anuncian a gritos en las calles; los vendedores persiguen a los pasajeros para ofrecerles su mercancías; y todas las libertades se permiten entre la gente, sin distinción alguna, pues aun el Emperador se confunde entre la multitud.
Disertación sobre la jardinería oriental (1772) William Chambers.
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